viernes, 13 de septiembre de 2019

Paseo hasta Ribadesella

Estas entradas van a ir con fecha retroactiva, porque me gusta ver mi blog como un diario de mis andaduras.

Este sábado  nos fuimos andando desde Belmonte de Pría a Ribadesella.  Son unos 8 kilómetros por el camino de Santiago.


Creo que estas flores se llaman glicinas.  Me encantan.


Nos paramos en una playa a la que solamente se puede acceder con una cuerda.  Ideal para forofos de la escalada, pero desde luego no para mí.  Bajar, bajaría.  Pero subir, no sé yo..


Nos faltó ir hasta los Acantilados del Infierno.  Tiene buena pinta, pero yo ya no podía más.



Por supuesto no hay paseo sin una buena comida, y si en algún sitio se come bien, es en Asturias.  Aquí mi marido con sus dos platos de menu.  Fabes con almejas y un cachopín con patatas y huevos.  Casi nada...



Un pequeño guiño a todas las amantes de las manualidades y la decoración.  Fijaros en qué maravilla de mesa auxiliar había al lado de donde estábamos comiendo.  No pude evitar sacarle una foto.



Luego tocó paseo por el pueblo, por sus pequeñas callecitas, donde nos encontramos con este banco tan original.


Y un arbol tan lleno de palomas que las ramas se abombaban.


La vuelta la hicimos en el FEVE.  Ya sabéis, el Ferrocarril de vía estrecha.  La última vez que lo usé tenía todavía bancos de madera y si le dabas al agua de la taza del vater, veías las vías. Vamos, unos 40 años antes, o algo así.  Decididamente se ha modernizado mucho.



Aquí estoy, completamente agotada en Ribadesella.  Con mi palito de andar, que me regalaron unos chicos encantadores (sobrinos).








No hay comentarios:

viernes, 13 de septiembre de 2019

Paseo hasta Ribadesella

Estas entradas van a ir con fecha retroactiva, porque me gusta ver mi blog como un diario de mis andaduras.

Este sábado  nos fuimos andando desde Belmonte de Pría a Ribadesella.  Son unos 8 kilómetros por el camino de Santiago.


Creo que estas flores se llaman glicinas.  Me encantan.


Nos paramos en una playa a la que solamente se puede acceder con una cuerda.  Ideal para forofos de la escalada, pero desde luego no para mí.  Bajar, bajaría.  Pero subir, no sé yo..


Nos faltó ir hasta los Acantilados del Infierno.  Tiene buena pinta, pero yo ya no podía más.



Por supuesto no hay paseo sin una buena comida, y si en algún sitio se come bien, es en Asturias.  Aquí mi marido con sus dos platos de menu.  Fabes con almejas y un cachopín con patatas y huevos.  Casi nada...



Un pequeño guiño a todas las amantes de las manualidades y la decoración.  Fijaros en qué maravilla de mesa auxiliar había al lado de donde estábamos comiendo.  No pude evitar sacarle una foto.



Luego tocó paseo por el pueblo, por sus pequeñas callecitas, donde nos encontramos con este banco tan original.


Y un arbol tan lleno de palomas que las ramas se abombaban.


La vuelta la hicimos en el FEVE.  Ya sabéis, el Ferrocarril de vía estrecha.  La última vez que lo usé tenía todavía bancos de madera y si le dabas al agua de la taza del vater, veías las vías. Vamos, unos 40 años antes, o algo así.  Decididamente se ha modernizado mucho.



Aquí estoy, completamente agotada en Ribadesella.  Con mi palito de andar, que me regalaron unos chicos encantadores (sobrinos).








No hay comentarios: