Para mi boda una invitada me regaló este espejo.

Los colores para cristal son bastante caros, así que compré solamente dos o tres. Un día, pintándome las uñas, pensé ¿y si pruebo? A fin de cuentas, un espejo no tiene bombillas ni calor debajo. Y pinté un detallito con un pintauñas azul que tenía por casa.
Finalmente mi marido le cortó un trozo de ocumen de su medida para la parte trasera. Lo pegué con cinta que pega por las dos caras y lo rematé con el plomo todo alrededor.
Una preciosidad, ¿no os parece?
Como me gustó el invento, y descubrí que en los "todo a cien" hay miles de pintauñas extravagantes, decidí probar de nuevo, esta vez con otro espejo que tenía por casa que estuvo colgado en un armario de baño o algo así. El diseño lo hice a mano alzada, copiando un pájaro de un dibujo que ví por ahí, y adaptando la cola para que entrara en el espejo. Como me paso el día inventando cosas, esta vez encontré unas piedrecitas transparentes de las que se usan para baño y se las pegué en la cola. He mezclado colores de cristal con pintauñas, algunos con brillantina.
El resultado quedó espectacular, lo que ocurre es que esto de fotografiar espejos no se me da nada bien. Se lo regalé a mi madre, que cada vez que venía a casa comentaba lo bonito que era.
Como todos los proyectos, cada vez se complican más. Me hice con un espejo de un armario ropero que estaba picado por detrás en ambos lados. Así que volví a empezar buscando diseño. Como esta vez lo quería para el baño, decidí hacerle un fondo de mar y una sirena. Busqué por internet inspiración y acabé uniendo diferentes trozos de dibujos para adaptarlos a lo que yo quería.
Cuando me puse a hacerlo encontré una pulsera vieja, de esas que tenían colgantitos. Y mira tú qué casualidad, los colgantitos eran de temas marinos. Así que los adapté al dibujo y los pegué en el cristal.
A estas alguras, mi casa parece la casa de los espejos...