Resulta que he hecho un top con unas telas de las de tapicería que tenía por casa. Y le he puesto una guata muy gorda, porque la quiero de colcha de invierno, y además porque con telas tan gordas, las costuras y esquinas no quedarían bien en una guata delgadita.
Consecuencia: no entra en mi maravillosa Bernina.
Así que he decidido ponerle botones. ¿Y a qué precio están los botones? Pues eso, necesito muchos y grandes.
Y se me ha ocurrido ¿y porqué no los hago yo con Fimo? Manos a la obra.

Creo que para ser mi primer intento han quedado muy monos. Los morados de Flores no están barnizados, porque los he lijado un poco y han quedado muy rústicos sin barniz. El resto de los botones sí que está barnizado.
Vale, tengo que mejorar mis florecitas y mi técnica, pero todo llegará. Hoy he descubierto que cuando se hace un rollito de esos con flores, antes de reducirlo hay que dejarlo reposar un día. Porque cada color está trabajado de una forma distinta, y tienen consistencia diferentes, así que se mueven de forma distnta. Ponía el ejemplo de un bocacillo con mayonesa y con mantequilla. Los dos productos son cremosos, pero cuando aprietas uno contra otro, la mayonesa tiende a salirse, porque es más cremosa que la mantequilla.
Así que el próximo rollito lo haré dejándolo reposar un día.
De paso, un brazalete que aún tengo que montar.
Y otro experimento, un colgante con una tortuga, que ha quedado preciosa.
El molde lo encontré en un "todo a 100" con plastilina para niños. Primero se trabaja el Fimo, se mete en el molde y se congela un rato (como media hora o así) para desmoldarlo bien. Luego lo pegué con Fimo transparente en la base negra, y todo a cocer junto. Unas cuantas manos de pintura acrílica metálica, betún de judea, y ya está. Por detrás tiene unos enganches para pasar el hilo.
Tengo hecha otra tortuga con otro verde, a ver cómo la monto.