Weihnachtsmarkt = mercadillo de Navidad, donde venden prácticamente sólo cosas para decorar las casas en Navidad.
Glühwein = vino caliente con especias. Buenísimo.
Jueves 8 de Diciembre:
Palacio de Ludwigsburg. Un palacio inmenso y precioso, perfectamente conservado. En realidad toda la ciudad está muy bien conservada.
Tuvimos mucha suerte porque solamente estábamos nosotros tres y otra pareja con el guía, y pudo explayarse mucho. Vimos cosas realmente extrañas, que no se suelen ver en los recorridos habituales de los palacios.
Por ejemplo, el váter. No las sillas tipo trono que utilizaban los grandes reyes, sino un cuartito de algo así como metro por metro y medio con una especie de banco con agujero, de madera todo. Escondido detrás de una pared.
También vimos las partes traseras de las habitaciones reales, por donde se movía la servidumbre, y por donde cargaban las estufas de madera. Y el armario donde se guardaban las ropas reales. ¿Os habéis fijado que no hay ni un solo armario a la vista en cualquier palacio que visitéis?
Resultó una visita muy instructiva.
Había en la ciudad un Weihnachtsmarkt barroco. Y este es el cartel que lo anuncia:La casa de la familia Turm und Taxi. Los Taxis se llaman así por ellos. Fueron los primeros a quienes les encargaron un servicio de postas que también llevaba personas. Se hicieron ricos gracias a esa concesión.
Desde ahí nos fuimos a visitar el Fernsehturm de Stuttgart. Hacía un frío que pelaba ahí arriba. Casi no podíamos andar del aire. Las vistas, preciosas.
Todos los días que estuvimos por allí comimos salchichas en diferentes casetas. Restaurantes hay en todas partes. Casetas con salchichas de medio metro, solamente en los Weihnachtsmärkte.
Y todos los días tomamos al menos una tacita de Glühwein. Las tacitas están decoradas, y si quieres, puedes quedártelas. Si las devuelves, te devuelven los 2 euros que pagas por ellas. Me quedé con una de cada sitio.
Por la tarde visitamos el museo de la Daimler. Si algún día vais, reservád una mañana entera. Dos horas no son ni mucho menos suficientes. ¡Qué montón de coches! A cual más bonito.
Sábado, 8 de Diciembre
Visita a Esslingen.
Este es la champañería de Kessler. Subimos a tomar una copita y he de decir que estaba buenísimo.
En Esslingen tuvimos la oportunidad de ver tres mercadillos diferentes: el de los sábados, el de Navidad y el Medieval, todos perfectamente separados.
Y si estamos en un mercado medieval, hay que ser consecuente. Este es el tíovivo, accionado a mano. También había una mininoria y diversos juegos medievales. Cosas tan normales de la época como tiro al arco o tiro de hacha. Y evidentemente los bocadillos eran hechos en el momento en un horno de leña.
Pasamos allí casi todo el día. Había tantísimas cosas que ver...
A la vuelta nos detuvimos en Backnang. Ahí es donde me crié. Sólo para echar un vistacillo. Aparcamos en la Bleichwiese y donde siempre ha estado había un stand con patatas fritas y salchichas. Como si no hubieran pasado 30 años. Evidentemente me comí unas patatas fritas.
Decidimos volver al día siguiente.
Domingo 9 de Diciembre
Backnang. Estuvimos allí toda la mañana. Primero fuimos a visitar la casa donde vivimos hacia el final de nuestra estancia, de allí paseamos hasta el Max-Born-Gymnasium, donde estudié desde los 10 a los 12 años. Recordaba cada curva como si no hubiera pasado el tiempo. Luego fuimos hasta la Schillerschule, el otro colegio donde estudié desde los 6 a los 10 años. Incluso el castaño con el que jugábamos seguía alli.
Desde allí mi hermano nos llevó a un local donde comimos. Yo probé el camembert frito, probé también los Maultaschen revueltos con huevo. Delicioso todo.
Visitamos la primera casa en la que recuerdo haber vivido, hasta los 6 años más o menos. Seguía todo igual. No han cambiado ni el color de la casa, ni el bar que había haciendo esquina.
La iglesia, el ayuntamiento, la calle principal, todo seguia igual, y es normal. Pero incluso estaba allí la panadería donde comprábamos el pan, la carnicería tres casas más arriba, la farmacia donde nos daban unos pósters preciosos y la librería donde yo compraba mis diarios.
Mi hermano además me descubrió otra parte de la ciudad que no recuerdo haber visitado nunca, y que es preciosa, con sus típicas casitas con madera, el puente sobre el río, las iglesias de diferentes ritos...
Descubrí que tengo muchos más recuerdos de los que pensaba, y también que muchas de las cosas que aparecen en mis sueños eran reales, existían. Por ejemplo, un precioso parquecito que había detrás de las escaleras del colegio, y que yo no recordaba conscientemente. Sin embargo, aparecía en mis sueños de vez en cuando.
Mereció la pena esta visita al pasado.
De ahí nos fuimos a Lichtenstein, pero resulta que el Palacio está cerrado durante los meses de Diciembre y Enero, así que solamente lo pudimos ver un poco por fuera.
Y visita rápida al mercado de chocolate de Tübingen. Otro pueblecito precioso. La visita duró poco, porque se hizo de noche y empezó a llover. Pero nos dio tiempo a visitar el stand del "Ritter Sport" y tomar un chocolate caliente, además de un Glühwein con chocolate.
Lunes, 10 de Diciembre
Vuelta a casa por el mismo camino, llevando un montón de recuerdos en la memoria.
2 comentarios:
Ummm que viaje, menudos recuerdos me da, yo estuve en Stuttgard cuando mi hijo tenia 10 meses, me lo pasé pipa, lugo fuimos a la Octoberfest de München, y una escapada a Salzburg, fueron siete dias inolbidables, vamos que quiero repetir pero no hay manera. Celebro que te lo pasaras tan bien y pudieras estar en familia.
FELICES FIESTAS y BUEN AÑO NUEVO
Besos y abrazos
gracias x las felicitaciones y tu lindo comentario. te deseo un muy año también!
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