Equilibrio entre la carrera, que la he retomado este año, arreglar y ordenar fotos y escanearlas, hacer manualidades varias, aprender Photoimpact, cuidar de casas varias, viajar, atender compromisos sociales y familaries varios, la campaña de Navidad en la oficina, la campaña de donación de regalos a un orfanato de Surafrica, también en la ofi, atender a la becaria que tengo estos tres meses y aprender a tutorar una persona con síndrome de down, preparar cosas para la asociación de secretarias y preparar regalos para navidad. Todo esto sin desfallecer y con una sonrisa.
¿Que cómo me lo monto? Intentando equilibrarme y organizarme muy bien.
Entre semana, como llego tarde de la oficina, me dedico a organizar las fotos o preparar alguna página de scrapbooking. Un par de horas o tres, no da para más. Menos mal que tengo un maravilloso marido que me hace las cenas.
En la oficina intento relativizar los problemas y hacer las cosas con tiempo. Además de aprender a delegar, y os aseguro que eso no es nada fácil. A veces es más fácil hacer tu las cosas que dejar que otros hagan las cosas a su manera y corregir solo lo que está mal, no lo que tu hubieras hecho de otra forma.
La campaña de juguetes para suráfrica fue realmene muy divertida. Y la gente colaboró mucho, no solo en traer cosas, sino también el la organización de todo.
La becaria que tengo este año es muy trabajadora, pero soy consciente que le estoy dedicando menos tiempo del que le he dedicado otros años a las otras. ¡Y sin sentirme culpable por ello!
La carrera la estudio a ratos, y llevo los apuntes a todas partes. ¿Dónde se estudia mejor que en una casa perdida en una montañita en Asturias, con cocina de leña, unas vistas preciosas y nada de tecnología? O ¿a alguien se le ocurre qué otra cosa hacer entre las seis de la mañana y más o menos las diez que se levanta mi marido, un sábado o un domingo?
Viaje a Asturias una vez al mes por lo menos, a ver qué tal sigue la hierba y los setos. Y también a sacar a la abuela un poco de paseo, porque ahora hay que sacarla en coche. Unas horas dedicadas a ella en exclusiva, y como recompensa unos grandes ojitos de felicidad por la tarde, cuando la devolví a casa de su hija.
Pero el viernes decidí sacar mis abalorios y desplegarlos en la mesa del salón. Y con todo junto allí han salido algunas cosillas interesantes:
Esta pulsera sería preciosa para mi hermana si no fuera alérgica al oro. ¡Una lástima! Voy a tener que usarla yo. Además, tiene una muñeca tan pequeña, que no hay ni sitio para poner colgajitos. Lo siento, Tata. (sé que ella me lee...)
Estos dos collares son de perlas Manacor. Las grandes me las dio mi madre, y las blancas y negras eran de una pulsera.
Las pequeñas son de un conjunto de collar y pulsera que me regalaron mis padres hace algunos siglos o así. Los cierres ya estaban algo viejos, así que decidí darles una nueva vida.
Estas piedras verdes eran también de una pulsera. Pero resulta que pesaba demasiado y se rompía con facilidad, así que como ya había hecho los pendientes, pues decidí hacer un collar muy sencillo a juego.
Estos pendientes son sencillísimos, pero las piedras eran tan bonitas, que merecían un lugar de honor.
Esta cadena la hice con otro collar cuyos adornos había hecho de fimo y eran tan delgaditos que se iban rompiendo. Así que los tiré y reutilicé la cadena con una piedritas que compré hace algún tiempo.
Este sí que está hecho de composiciones y trocitos. La cadena la compré ayer, el aro era el último que quedaba y estaba de oferta, abalorios swarowski y una bolita negra con enganche que no sé de dónde saldría.
Las conchas de este collar son de una pulsera que compré en Tenerife, ya con la intención de desmontarla. Es que era toda ella de conchas juntas, y demasiado pesada para ser usada. Pero como traía montones de circulos de conchas, es ideal para hacer unos cuantos de estos conjuntos.
Y montones y montones de bolsitas. Las estoy vendiendo, y parece ser que tiene éxito. Lo cierto es que son muy cómodas para meter cosas. Yo llevo al menos tres o cuatro en el bolso, una para la cámara de fotos, otra para los CDs de la carrera, otro para las tarjetas de visita que voy coleccionando y otro para los bolígrafos. Tengo otra con medicamentos, pero solo los llevo en invierno, cuando tengo más tendencia a resfriarme.
¿Verdad que me ha cundido el fin de?
9 comentarios:
a esto si que se llama ser productivo, que cantidad de cosas!!
¿Que si te ha cundido? Pero que barbaridad, como puedes hacer tanto y tan bien, todo precioso. Menuda capacidad de trabajo.
Un saludo, María
Yo quiero un fin de semana asi...felicidades te ha cundido y todo es precioso.
Vaya que si te ha cundido...Lo que mas me gusta: el broche.
Eso si que es aprovechar el tiempo libre, todos están preciosos y algunos muy originales. Te mandé el envio de servilletas el martes(no pude el lunes) quizás no te llegue hasta la próxima semana.Avisamé cuando te llegue
Saludos
loly
Pero bueno ¿aquí hay una o varias Rida? que no puede ser, trabajas por un ejército. Lo esencial es que no desfallezcas, si las cosas se hacen con ganas, y disfrutando la mayoría de las veces nos recargamos en lugar de cansarnos.
Tardaste en aparecer de nuevo, ahora sabemos porqué.
un saludo.
Carmen
Madre mía, eres una máquina. Desde luego no sé donde vas a meter tantas cosas. Qué envidia. Muchos besos.
Mi nena tiene la muñeca de tamaño perfecto. ¡Faltaría más!
Hacía algún tiempo que no publicabas y me he despistado un poco pero ... ¿qué dices? Alérgica a los "pendientes" de oro... no a las preciosas pulseras que acabo de ver. Cada día haces conjuntos más bonitos, al final vas a hacerle la competencia a Tous.
Besos
SusiD
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