lunes, 1 de enero de 2007

Wii

Ha sido el regalo estrella estas Navidades. Mi familia y yo le regalamos una a mi marido en Navidad, aunque el aparatito no llegó hasta el sábado día 30. Nos lo entregaron al mediodía y desde entonces ha cambiado el lay-out de nuestro salón y también el de nuestros entretenimientos.

Aquí el dueño de la misma boxeando con uno.

Y los restos de la mesa de la comida de Principios de Año. ¿Os suena la imagen? Seguro que en todas las casas la imagen esta tarde es parecida. Me recuerda mucho a mi infancia. En unas casas o en otras, en un país o en otro, estuviéramos donde estuviéramos, con mi familia o con la familia política, la tarde del día 1 del año siempre es igual. Una mesa gigante con mucha gente, la mesa a medio recoger, el postre repartido por la estancia, la gente también, y jugando, charlando o lo que sea. Supongo que es parte de nuestro folklore.

Mi cuñada, a la que no le gustan los juegos de Consolas, emocionada boxeando. ¡A que te pego, leches!

Bueno, un vicio. Hasta yo me estoy entrenando con esto, y eso que no me gustan ni los juegos de consola ni los deportes.

Bueno, voy a ver si sigo con mis abalorios. Que al final he regalado dos anillos más, sin hacerles foto.

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lunes, 1 de enero de 2007

Wii

Ha sido el regalo estrella estas Navidades. Mi familia y yo le regalamos una a mi marido en Navidad, aunque el aparatito no llegó hasta el sábado día 30. Nos lo entregaron al mediodía y desde entonces ha cambiado el lay-out de nuestro salón y también el de nuestros entretenimientos.

Aquí el dueño de la misma boxeando con uno.

Y los restos de la mesa de la comida de Principios de Año. ¿Os suena la imagen? Seguro que en todas las casas la imagen esta tarde es parecida. Me recuerda mucho a mi infancia. En unas casas o en otras, en un país o en otro, estuviéramos donde estuviéramos, con mi familia o con la familia política, la tarde del día 1 del año siempre es igual. Una mesa gigante con mucha gente, la mesa a medio recoger, el postre repartido por la estancia, la gente también, y jugando, charlando o lo que sea. Supongo que es parte de nuestro folklore.

Mi cuñada, a la que no le gustan los juegos de Consolas, emocionada boxeando. ¡A que te pego, leches!

Bueno, un vicio. Hasta yo me estoy entrenando con esto, y eso que no me gustan ni los juegos de consola ni los deportes.

Bueno, voy a ver si sigo con mis abalorios. Que al final he regalado dos anillos más, sin hacerles foto.

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