Este anillo es muy dulce, como lo ha calificado mi hermana. Para ella es. Cuatro corazones sobre una base de anillo. Brilla mucho.
Y he aquí la joya de la corona. Una bolsita para llevar la almohadilla de hilos de punto de cruz de viaje. Es para mi hermana, aunque con lo bonita que me ha salido, creo que voy a hacer alguna más.
Tiene para las alfileres a la izquierda, para atar la tijerita a la derecha, y se puede llevar cerrado para viajar, atado con un lazo, o bien utilizar ese mismo lazo para colgarlo abierto en el lugar en el que lo estemos usando.
Me llevó una mañana entera diseñarlo. Primero probé a ponerle cremallera, pero no había forma de meter y sacar la almohadilla, a menos que hiciera todo el estuche más largo, y no quería que los hilos se movieran dentro. Luego probé con velcro, pero los hilos se enganchan en el velcro. Así que finalmente me decidí por un sencillo lazo, que lo cierra todo bien, y no deja que los hilos y las agujas se muevan.

También le hice un bolso a mi hermana, aunque no me dio tiempo a hacerle foto. Con la misma tela de las caras le hice un bolso grande, con forro fuchsia, bolsillos interiores y una cremallera. En esta ocasión utilicé la entretela tanto el la tela exterior como en la interior, para darle más cuerpo al bolso. Además, cosí las dos telas juntas en la base del bolso, de forma que el forro no se mueve dentro del bolso. Quedó con mucho cuerpo.
Decididamente voy a hacer alguno más. La semana que viene todavía estaré de vacaciones, y toca costura. A ver si hago algún bolso más, y también alguna bolsita. Quiero aprender a hacer esos estuchitos toblerone tan monos que he visto en alguna página.
Esta semana como he estado más bien malita (¿alguna se ha librado de los catarros y viruses varios que andan por ahí?) pues me he dedicado a seguir aprendiendo a hacer bisutería. Y están saliendo unas cosas muy chulas. Mañana publicaré algunas fotos de los resultados.






Este es un vaquero que compré para mi madre, y se lo pinté con colores para telas. En un lado lleva su nombre, y en el otro una enredadera que va subiendo por la pierna, con alguna florecilla. Encima acerté la talla.





Y la estrella del paquete: un libro de cocina confeccionado por 




















El Autoservicio tiene la misma fachada que tenía uno que había en el pueblo de mi abuela en Galicia, y que debía llevar allí sin cambios varios siglos.
Y aquí está mi marido con carita de pillo llamándome brujita...
De verdad que os recomiendo visitar ese pueblecito si teneis ocasión. Y mejor si es un día completo para perderos por sus callecitas y rincones. 








Siempre he tenido curiosidad por lo del almidonado, y por fin me he decidido a hacer algo para almidonar. Esto es una pamelita de adorno. Creo que falta ponerle una cinta blanca alrededor de adorno, pero mi gran logro ha diso conseguir que quede bien duro con azúcar.

